April 7, 2019 Latencia negativa de la palabra “Las palabras no contienen flechas ni espadas y sin embargo hacen pedazos las mentes de los hombres.” Patrul Rinpoche Las palabras son como el cuerpo en el sentido en que las necesitamos para aprender que somos más que ellas mismas. Solo a través de su simple enunciación podemos comprender la magnitud de lo que no son y que es hacia lo que tienden en su puro comunicar. Por eso la palabra tiene ese poder de destrucción cuando reduce el objeto de su comunicación a el reflejo matemático de su propia finitud. La palabra que pretende ser autosuficiente, cerrada al exterior, es veneno para la mente. Las consignas fascistas, los códigos de ley… La palabra que no se abre a la relación con lo infinito de lo comunicable se convierte en insulto: un veneno para lo que no es ella misma. Quizá sea por este que Burroughs consideraba a la palabra como un virus; no ya por el proliferar y el multiplicarse de su significado sino por la latencia negativa de lo que la palabra misma no puede ser. La corrupción de la palabra, así como la del cuerpo, se daría entonces en el despliegue sostenido de una estrategia de defensa y salvaguarda de la integridad de un significado estable ante lo inevitable de su desvanecerse en el tiempo. MRLOSS